Los seres humanos cumplimos años que se suman aritméticamente cada vez que pasan 365 días. Ese ciclo, que conocemos como edad cronológica, no se detiene y es un indicador claro del tiempo que ha transcurrido desde nuestro nacimiento. Sin embargo, existe otro tipo de envejecimiento que determina el desgaste que ha sufrido nuestro organismo a lo largo de la vida, conocido como edad biológica.
Esta edad puede variar de acuerdo al estilo de vida, es decir, una persona sometida a presiones, con una alimentación poco equilibrada, poco descanso, vida sedentaria y estrés, puede tener una edad biológica que no corresponda a su edad cronológica. Esta disparidad entre la edad cronológica y la edad biológica condiciona el rumbo del envejecimiento, incluso en una misma persona este ritmo puede variar entre los diferentes órganos.
Lo primero que hacemos es evaluar la edad biológica del paciente, identificando los factores que la condicionan y diseñando un tratamiento personalizado destinado a restaurar el equilibrio y prevenir la aparición de enfermedades, frenando el proceso natural de envejecimiento, y mejorando la salud y calidad de vida.
Un buen tratamiento antiaging enseña al paciente cuál es su estado interno, descubre qué necesita su organismo y le invita a tomar el control de su propio cuerpo, adoptando hábitos saludables que le hagan vivir más años y con mayor calidad de vida.
Cada paciente precisa unos aportes concretos de vitaminas, aminoácidos, oligoelementos, etc. La prescripción realizada por el médico se suele revisar y/o modificar cada tres meses, y es recomendable el seguimiento objetivo del caso con analíticas específicas una o dos veces al año.
Beneficios
Entre los beneficios de la medicina antiaging encontramos:
– Aumento de la energia
– Mejora de la libido
– Menor riesgo de enfermedades del corazón y derrame cerebral
– Un sistema inmune saludable (menos riesgo de cáncer y de infecciones)
– Mejor composición corporal (menos grasa y más masa muscular)
